Evolución de la estatura media de los varones en Villamanrique de Tajo

En el artículo anterior veíamos cómo los hombres tallados en 1808 arrojaban la menor estatura de toda la historia del pueblo, al menos dentro de los límites de la documentación que poseemos al respecto, y que se sitúa entre 1794 y 1985.

Tratábamos de explicar también por qué eran tan bajitos los hombres de aquella generación que derrotó a Napoleón, y encontrábamos que no hay otra explicación que la mala alimentación; una alimentación pobre en aportes de calcio y vitaminas, cuando no era verdadera hambruna, como la que les tocó vivir en la edad del crecimiento a aquellos jóvenes que en 1808 tenían entre 16 y 20 años.

Hoy nos toca analizar los datos disponibles en el Archivo Municipal sobre la talla de los jóvenes que eran llamados a filas. Como he apuntado antes, los más antiguos que se conservan son de 1794, y no hay datos posteriores a 1985 porque, aunque el servicio militar fue obligatorio hasta 31 de diciembre de 2001, desde 1985 las labores de tallado eran efectuadas en las capitanías generales en lugar de en los ayuntamientos de cada pueblo. Desde esa fecha, la labor de los ayuntamientos quedó reducida a enviar un listado de aquellos que por su edad eran posibles reclutas, y los reconocimientos médicos para decidir si eran aptos o no para el servicio los efectuaba el propio ejército; en esos reconocimientos, entre otras cosas, eran tallados los quintos.

Talla1

Como podemos observar en la gráfica anterior la talla media de 1794 era de 1,443 metros, y esa estatura se reduce en los 14 años siguientes hasta llegar al 1,390 (es decir en 53 milímetros) en que se sitúa en 1808. Luego, casi se estanca durante toda la primera mitad del siglo XIX; podemos apreciar que en 1855 todavía no se había alcanzado la talla del año 1794.

No hay datos entre 1855 y 1898, pero ese año se observa una importante recuperación de la talla media situada ya en 1,588 m.

El siglo XX se inicia con una importante progresión: en 1910 los quintos medían 53 milímetros más que 12 años antes; en 1920 se alcanza el 1,660, es decir, aumenta la talla en otros 19 mm., y así se mantiene en 1930. Pero observamos cómo de nuevo en 1941, recién terminada la última Guerra civil, la talla media había disminuido en 65 mm.

Entre 1941 y 1970 la progresión es continua, y se alcanza en ese año la máxima con 1,683, para finalmente disminuir 40 mm. en 1980 y recuperar 27mm en 1985.

Talla2

Esta segunda gráfica nos permite comparar los datos de Villamanrique con la media de España durante el siglo XX; en ella podremos apreciar que son muy semejantes salvo en 1940 y 1980.

A principios de siglo la talla media de los quintos de Villamanrique era algo superior a la de España, mientras que en 1950 y 1960 era algo inferior, y en 1970 se diferencian en un milímetro.

Al observar la evolución general se aprecia que la media de España experimenta una progresión continuada, con un pequeño estancamiento en 1940, pero luego sigue creciendo hasta el final. En el caso de Villamanrique la caída de 1940 es mucho más acusada (recuérdese que es de 65 mm con respecto a 1930) y sin duda, como veremos más adelante, motivada por la última Guerra Civil, que no afectó por igual a toda España ni en duración ni en estragos. Sin embargo, la caída de 1980 no parece obedecer a un fenómeno histórico; a mi juicio parece tratarse de una simple casualidad.

Para hacernos una idea de la diferencia entre la talla media de la generación más baja, la de 1808, y la más alta, la quinta de 1970, pocemos observar el dibujo siguiente, donde apreciamos que los jóvenes de 1970 sacarían una cabeza larga a los hombres de 1808. Pero imaginemos el contraste que causaría si pusiéramos juntos al más bajo y al más alto de los hombres tallados que aparecen en los documentos; es decir el 1,114 de Bonifacio Sáez en 1808 frente al 1,760 de Alfredo Jarabo Camacho en 1985. Los 29 cm de diferencia del dibujo se transformarían en 64,6 cm

Tallas 1835_1970Las causas de estas diferencias y de la evolución de la talla media con sus avances y retrocesos las encontramos en la Historia de España; sobre todo en la Historia económica.

Veíamos en el artículo anterior cómo en la disminución de talla observada en 1808, y en el hecho de que los más jóvenes de aquella lista de posibles soldados fuesen más bajos que los mayores, había un factor determinante: el hambre.

La economía española había entrado en una profunda crisis de subsistencia en el siglo XVII debida a malas cosechas, epidemias y guerras.

En el siglo XVIII, con los gobiernos ilustrados de Fernando VI y Carlos III, hubo una mejora considerable en las condiciones de vida de los españoles, que dio como resultado un aumento de la estatura media de los hombres de Villamanrique; sin embargo, a partir de 1788 con la llegada al gobierno de Carlos IV, el inicio de la Revolución Francesa (1789), las guerras internacionales que acompañaron a ésta (en muchas de las cuales participó España) y la propagación de nuevas epidemias, la economía y la población se vieron de nuevo duramente afectadas por la falta de medios de subsistencia. En el caso de Villamanrique ya vimos en el artículo citado que 1802 fue un año horrible. Este trasfondo histórico explica por qué la generación más joven de 1808, los nacidos entre 1788 y 1792, tenía una estatura considerablemente menor (1,342 m.) que los nacidos entre 1769 y 1772 (1,428).

Volviendo a la primera gráfica podemos advertir que la situación cambió poco a lo largo de la primera mitad del siglo XIX. La guerra contra los franceses desde 1808 a 1814, con la consiguiente destrucción de recursos económicos; las guerras de independencia de la colonias españolas en América que arruinaron las arcas del Estado y redujeron drásticamente el comercio con América, y, a la muerte de Fernando VII, las guerras carlistas con su nueva oleada de destrucción de bienes y recursos dejaron a nuestra nación exhausta y sin capital para emprender una modernización que ya estaba en marcha en la mayoría de los países europeos.

España se quedó atrasada económica y socialmente. Su población seguía inmersa en una precaria situación económica, con una industria que no acababa de despegar o lo hacía a trompicones y no precisamente en la Meseta Central, donde Madrid era una excepción y el campo se mantenía atrasado en tipos de cultivos, métodos y rendimientos. Villamanrique no era distinto; los intentos por construir un canal que regara su vega no fructificaron hasta mediados del siglo XX. En esas condiciones la alimentación era escasa y las generaciones no progresaban en su estatura.

A finales del XIX, en 1898, podemos observar un aumento sustancial en la talla media de los quintos de Villamanrique, que rebasa ya la estatura de los del siglo XVIII al alcanzar el 1,588 m. Desde 1840 España había experimentado una serie de cambios que poco a poco habían favorecido un incipiente desarrollo económico: ferrocarriles, industria siderúrgica, modernización de la industria textil, y, por lo que afecta a Villamanrique, mejoras en la agricultura. Aparecen las primeras máquinas agrícolas de tracción animal, los abonos con fosfatos y nitratos naturales, el cultivo de nuevas plantas. Por esa época ya había regadío en Buenamesón y se instalan las primeras centrales hidroeléctricas en ese mismo sitio y en Villaverde.

La situación, aunque con altibajos, siguió mejorando a lo largo del primer tercio del siglo XX; las hambrunas de los siglos anteriores ya estaban superadas y la población crecía en el doble sentido de la palabra: había más habitantes y eran más altos. Pero la crisis económica mundial de 1929 cogió a España aún débil en su economía y sufrió un retroceso que se vio seriamente agravado por la última Guerra Civil, una de cuyas causas hay que buscarla en la pésima situación económica que vivió el país desde el estallido de la crisis de 1929. Durante la guerra y la siguiente posguerra el hambre volvió a aparecer en muchos pueblos y ciudades de España. El caso de Villamanrique es evidente, aún viven personas que recuerdan esa situación de escasez traducida en una nueva disminución de la talla de sus habitantes, bastante más acusada que la media nacional. Aquí la guerra duró casi tres años, con el frente de lucha bien próximo, y con la consiguiente destrucción de recursos y horas de trabajo necesarias para producir.

Para terminar podemos ver en la gráfica primera cómo a partir de 1950 la talla de los quintos vuelve a crecer hasta 1970, y luego se ha mantenido salvo esa disminución que se aprecia en 1980 que, como ya he dicho, debe ser producto de la casualidad, porque las condiciones de vida de la población española han ido mejorando desde la década de los 60, en que el proceso de industrialización y modernización de la agricultura ha sido continuo, salvo algunas paradas relacionadas con crisis internacionales (1973; 1992 y 2008).

Torremolinos, 25 de noviembre de 2009.