Evolución de la población de Villamanrique de Tajo

Villamanrique no ha sido nunca un pueblo grande, no tenemos más que observar el tamaño de su término municipal para comprenderlo. Un pueblo que ha vivido tradicionalmente de la agricultura de secano (el regadío, salvo Buenamesón, sólo se ha generalizado desde mediados del siglo XX) y con un término tan pequeño, no podría alojar y sustentar a una población mayor de lo que permitiría el tamaño de su territorio; de lo contrario carecería de “espacio vital” para la subsistencia. Es más, posiblemente la población de Villamanrique haya sido en los dos últimos siglos algo mayor de lo que le permitiría su propio término, por eso los habitantes del pueblo han tenido que comprar y cultivar tierras situadas en el término de Villarejo, tierras que están más próximas a Villamanrique que a aquel núcleo urbano.

Toda esta aclaración la hago para desmentir una falsa crónica publicada varias veces en programas de festejos en la década de los 80, y firmada por un presunto historiador llamado Salvador de la Plaza, quien aseguraba que Villamanrique había tenido en el pasado 6.725 habitantes. En otro número de este boletín me ocuparé más extensamente de este y otros disparates contenidos en el citado cronicón.

Los documentos conservados en el archivo municipal y otros que se encuentran en el Archivo Histórico Nacional, en el archivo de Simancas y en el Instituto Nacional de Estadística nos permiten tener una visión bastante exacta de la evolución de la población de Villamanrique, salvo el paréntesis del siglo XVII.

La noticia fiable más antigua de que disponemos es de la época en que fue fundado el pueblo con su actual nombre, Villamanrique, puesto que anteriormente se había llamado Albuher y había quedado despoblado durante la Baja Edad Media, es decir, entre los siglos XIV y XV. En el libro de visitas de la Orden de Santiago hay una del año de 1480, correspondiente a la encomienda de Viloria en la que estaba integrado Albuher y luego Villamanrique hasta sus desmembración en 1573, en la que los visitadores anotaron:

«El ejido de Albuher puéblase agora, que lo mando el conde poblar y ay diés vesinos en él; ay lugar de poblazgo para cinquenta vesinos, será grand provecho de la encomienda…«. El conde mencionado en la nota no era otro que el de Osorno, Don Gabriel Manrique, que en aquel momento era comendador de Viloria y dio nombre a la villa repoblada.

En las respuestas dadas por vecinos de Villamanrique a la encuesta para confeccionar las “Relaciones Topográficas de Felipe II”, realizada el 27 de noviembre de 1575, los declarantes aseguran en la respuesta 39 que: “esta villa tiene como cien vecinos, y abrá que se pobló quarenta e ocho años; y de los treinta años a esta parte se a aumentado lo que más tiene en vecindad”. En la respuesta 2 del mismo documento ya habían apuntado que la villa se había poblado hacía 48 años, lo que significaría que su repoblación se habría producido hacia 1527, fecha a la que también se aproxima una nota de otro libro de visitas de la Orden de Santiago a la Encomienda Mayor de Castilla, en el que hay constancia de una visita realizada el 9 de agosto de 1537 a Villarejo, en la que los visitantes informan que “la ermita de Santa María de Albuher pasó a ser iglesia parroquial del nuevo poblado de Villamanrique”. Sin embargo la nota de 1480 es determinante cuando asegura que «ay dies vesinos«, por lo que parece justificado asegurar que Villamanrique se poblaría con esos diez vecinos , estaría algunos años con esa escasa población y, como dicen los informadores de 1575, sería en los 30 años anteriores cuando creció la población hasta los 100 vecinos que decían tener el pueblo. Más exactamente 115, según el recuento efectuado cuando Felipe II vendió el pueblo a Doña Catalina Laso de castilla en 1574.

Varios documentos del siglo XVI mencionan a Diego Pérez, vecino de Belmonte, como el primer poblador de Villamanrique, quien se trasladó a esta localidad con 10 vecinos, lo que equivale a unos 30 habitantes. Entre ese poblamiento inicial y el expediente de venta de Felipe II a Doña Catalina, 94 años después, la población de Villamanrique había aumentado hasta los 115 vecinos declarados en 1574, lo que equivale a unos 300 habitantes.

Como he dicho más arriba, en el siglo XVII tenemos un paréntesis de información sobre Villamanrique. No hay ni un solo documento en el archivo municipal anterior a 1714 (el archivo había sido destruido durante la guerra de Sucesión entre 1700 y 1714), ni los monarcas de la época se ocuparon de hacer censos de población, por lo que tampoco tenemos datos en otros archivos.

Lo que sí sabemos es que a principios del siglo XVIII la población de Villamanrique había disminuido considerablemente. De los 100 vecinos declarados en 1575 habían pasado a ser 49 en 1729, según un documento conservado en el archivo municipal (P697). No debe extrañarnos esa caída de la población porque fue general en toda España, y especialmente en la España interior, agrícola y ganadera. El siglo XVII, conocido ahora como la Edad de Oro de la cultura española, fue nefasto para la economía y por consiguiente para la población. La oleada de guerras, epidemias, hambrunas y emigración a América, redujo la población a la mitad en amplias zonas de la Península y dejó despoblados infinidad de pueblos del interior; como vemos en la gráfica, Villamanrique perdió la mitad de su población pasando de los 300 habitantes de 1575 a los 147 de 1729.Población de Villamanrique

El siglo XVIII fue de recuperación para la economía y la población en España. El fin de las grandes guerras que asolaron Europa en el siglo anterior y la política de desarrollo emprendida por la monarquía borbónica a partir de Fernando VI, y especialmente con los ministros ilustrados de Carlos III, favorecieron un crecimiento moderado de la población, aunque se acentuó la desigualdad entre las zonas costeras, más pujantes, y el interior que experimentó un crecimiento más moderado.

En el caso de Villamanrique podemos decir que se trata de un siglo de altibajos. Entre 1729 y 1751 la población se mantuvo en torno a los 150 habitantes; en 1754, según un documento del archivo municipal (P78) no tenía más que 60, y al terminar el siglo estaba aproximadamente en 200.

Los motivos de estas oscilaciones están directamente relacionados con los recursos económicos disponibles para la población. El documento de 1754 explica que la localidad no tenía mas que 20 vecinos y se estaba despoblado y arruinándose sus casas desde que el pueblo perdió el monte y la Dehesa Morcillera. En efecto, en 1748 comenzó un pleito entre el Ayuntamiento de Villamanrique y la Encomienda Mayor de Castilla por la posesión del Monte y la Dehesa Morcillera; la Encomienda reclamaba una deuda contraída por el Ayuntamiento por los derechos del paso de la barca, y al no poder pagarla recurrió a la incautación de los citados bienes y a arrendar directamente a particulares el paso de la barca. Con estas medidas Villamanrique salió muy perjudicado económicamente: el municipio dejó de ingresar una renta importante por la barca, con la que pagaban parte de las contribuciones que los vecinos tributaban al Estado; por otra parte, los terrenos incautados eran de uso común, donde los vecinos se surtían de leña, llevaban a pastar sus animales y las familias más humildes recogían el esparto, con cuya elaboración se ganaban la vida. La caída de los recursos se aprecia hasta en los gastos que el Ayuntamiento realizaba con ocasión de la fiesta de San Marcos, que consistía en una pequeña invitación a vino, queso y almendras.

La crisis económica y poblacional fue superada a partir de 1760 con la apertura de las “reales Salinas de Cárcavallana” durante el reinado de Carlos III. Las Salinas dieron trabajo directo a algunos vecinos de Villamanrique al tiempo que se crearon otros puestos de trabajo indirectos, los de los arrieros que llevaban la sal y los posaderos que alojaban a los que venían de fuera a buscarla, puesto que por esos años había en Villamanrique, con unos 200 habitantes, dos posadas. También incidió en el crecimiento de la población la práctica de una agricultura más moderna y dinámica, con el cultivo de nuevas especies y la modernización de las técnicas de laboreo. Así vemos en la gráfica que en 1786, año en que fue realizado el Censo de Floridablanca el número de habitantes había ascendido a los 241, cifra que disminuiría con el cambio de siglo tal vez relacionada con la epidemia de fiebre amarilla que afecto a España.

El siglo XIX, que había comenzado mal, empeoró la situación a partir de 1808 pues la Guerra de la Independencia hizo de nuevo estragos en la población de Villamanrique que se vio reducida a la mitad; de los 210 habitantes que tenía en 1806 sólo quedaban 108 cuando terminó la guerra en 1814.

El resto del siglo fue de crecimiento más sostenido, aunque no exento de algunos retrocesos debidos a crisis relacionadas con la primera Guerra Carlista (1833-1840), que tuvo especial incidencia en Villamanrique y su comarca en 1837, y con rebrotes epidémicos de cólera, especialmente el de 1855. Los grandes males que habían mantenido estancada la población del “Antiguo Régimen” (guerras, epidemias y hambre) aún no habían sido superados pese a la evidente recuperación de la población española. El régimen poblacional de Villamanrique durante todo el siglo XIX estaba claramente anclado en el pasado, puesto que su sistema económico era el mismo de siglos anteriores: una economía basada esencialmente en la agricultura de secano.

El siglo XX es el de la verdadera modernización de España. Se aceleró el proceso de industrialización, lo que contribuyó a que muchos habitantes de los pueblos emigran a las ciudades, y fue potenciada la modernización de la agricultura, con la mecanización, incorporación de abonos químicos y pesticidas y, sobretodo por lo que atañe a Villamanrique la generalización del regadío con la construcción del canal de Estremera.

Esta nueva situación hizo que la población de Villamanrique aumentara de forma más sostenida que en el siglo XIX, llegando a su máximo histórico en 1960 con 932 habitantes censados, pero a partir de esa fecha comenzó a disminuir a causa de la emigración a las ciudades y al extranjero, porque la mecanización del campo no requería tanta mano de obra y la industria la reclamaba.

Vemos en la gráfica una ligera caída entre 1910 y 1920 debida sin duda a la emigración que supuso el desarrollo industrial de Madrid y otras ciudades durante la primera Guerra Mundial (1914-1917), y quizás algo también a causa de la epidemia de gripe de 1918.

Se puede ver otra caída entre 1930 y 1940, debida sin duda a la Guerra Civil de 1936-1939, y a partir de ese momento comienza el crecimiento más fuerte de la historia de la población española, que también se aprecia en la de Villamanrique, donde, a pesar de la emigración a la ciudad de muchos de sus vecinos, vienen otros de pueblos menos desarrollados por la necesidad de mano de obra para la agricultura de regadío, aún poco mecanizada.

La aceleración del proceso industrializador de España en la década de los sesenta vació los pueblos y llenó las ciudades. Villamanrique no fue menos y perdió casi la mitad de su población entre 1960 y 2001, al pasar de 932 a 588 habitantes.

Pero la sorpresa del siglo XXI ha sido un crecimiento inesperado de la población, que se ha situado en los 807, debido a la afluencia de inmigrantes a nuestro pueblo, en un porcentaje superior a la media nacional. Un artículo publicado en este Boletín en julio pasado, escrito por Juan Luís Gallego y Francisco José Febles ha puesto de relieve la importancia del grupo de inmigrantes en esta comunidad (un 26.15%), así como la pirámide de edades del la población total, en la que se aprecia la tendencia al rejuvenecimiento.

Torremolinos, 25 de octubre de 2008. Revisado el 4 de septiembre de 2014.