EL CULTO A JESÚS NAZARENO EN VILLAMANRIQUE.
La fiesta patronal dedicada a Jesús Nazareno se celebra en Villamanrique desde hace poco más de un siglo. Hasta ahora no sabemos con certeza cuando comenzó a celebrarse por la falta de documentación específica, debida a la destrucción del archivo parroquial durante la guerra civil de 1936 a 1939. Es muy posible que esa duda se nos aclarara consultando los archivos del obispado, pero tampoco es muy necesario ya que no parece posible que fuera mucho antes de 1880.
La noticia más antigua al respecto de que dispone el archivo municipal es una anotación en el diario de gastos del ayuntamiento del año 1891 a 92 (documento P 1012, f.12v), donde aparece un pago de 50 pesetas, fechado el 25 de septiembre de 1891, y anotado en la columna «Cargas», en cuya explicación dice: «Antonino Torrijos, por la función religiosa del patrón Jesús de Nazareno«.
Otra anotación similar, fechada el 10 de octubre de 1894 (documento P 1012, f.29), justifica que fueron pagadas 30,50 pesetas a Antonino Torrijos por la “función de Jesús” y anotadas en la columna “Cargas”.
Sin embargo en el archivo privado de mi familia se encuentran unos documentos que nos permiten saber que la fiesta se celebraba ya en 1881. Don Santiago García Sánchez-Rojas, bisabuelo mío, fue tesorero de una asociación benéfica, de la que hablaremos en otro momento, y de la que se conservan algunos documentos, entre ellos cinco recibos en los que consta que dicha asociación pagó 687 reales en 1881, para diversos actos de la “función de Jesús Nazareno”, como una banda de música, un predicador, un polvorista y 2 arrobas de vino para los músicos que tocaron los días de la víspera y el de la fiesta en un baile público en la plaza. Según consta en el recibo del predicador el día mayor de la fiesta era el 14 de septiembre, día de la “Exaltación de la Cruz”, fecha que se ha mantenido hasta no hace muchos años en que se optó por ponerla el fin de semana más próximo
Desde esos años, es decir desde aproximadamente 1880, las fiestas patronales de Jesús fueron desplazando en importancia a las de San Marcos y otras como San Sebastián y Santa Fe, que acabaron por desaparecer, y cuya celebración se remonta al siglo XVI.
Precisamente una de las descripciones más antiguas del pueblo que se conservan, la contenida en las “Relaciones Topográficas” de Felipe II de 1575, nos informa de las fiestas que se celebraban: “… En esta villa hay y se tiene por votos a Santa Fee, y se da en dicho día caridad en el pueblo de pan y vino y queso por la pestilencia que se votó y se guarda; y lo mismo el día de San Sebastián –que se tiene vigilia y dan la misma caridad- es de caridad del pueblo y propios del concejo, y se fundó por los pobladores que fueron de esta villa, que eran vecinos de la villa de Pozuelo y Chinchón; y también se guarda el día de San Gregorio Nacianceno por el cuquillo de las heredades, y todo por la pestilencia” .
En resumen, se celebraban dos fiestas mayores: San Sebastián (20 de enero) y Santa Fe (6 de octubre), en las que había “caridad”, es decir, invitación por cuenta del municipio a pan, vino y queso. Estas fiestas habían sido establecidas por los fundadores del pueblo hacia 1527, y eran votivas, lo que quiere decir que se habían establecido para implorar la protección de los santos ante las epidemias (pestilencias) que afectaban con tanta frecuencia a la población. La tercera era una fiesta menor; era también un voto de villa para pedir la protección de las cosechas ante una plaga de “cuquillo”, pero se mantuvo muchos años después. Consistía en una misa de la que el ayuntamiento pagaba al cura y al sacristán y la cera, y a la que acudían los miembros de la corporación. De este tipo de fiestas llegó a haber 9 al año, como veremos en otra ocasión.
Sin embargo en las Relaciones Topográficas de 1575 no aparece mención alguna a las fiestas que se celebran ahora: San Marcos y Jesús. De la primera, que es la más antigua de las dos, hablaremos en otra ocasión; en cuanto a la de Jesús, como he dicho más arriba, no parece que se celebrara mucho antes de 1880.
Pero sí que había una tradición de culto a la figura de Jesús Nazareno desde fecha muy anterior.
Sabemos por el Catastro de Ensenada que en 1751 había en Villamanrique tres ermitas. De ellas sólo se conserva la de la Concepción, ahora llamada de San Isidro, y han desaparecido la de San Marcos, que se encontraba junto a la carretera de Fuentidueña, cerca de la era empedrada, y la de Jesús Nazareno, que se encontraba dentro del pueblo en la calle Mayor.
Es muy posible que esta ermita junto con el culto a Jesús Nazareno fueran introducidos en el pueblo por Don Bruno Cobo y Caja, que pertenecía a una familia de hidalgos, procedente de Colmenar de Oreja, pueblo en el que también se celebra la fiesta de Jesús el 14 de septiembre desde hace siglos.
Don Bruno ya fue mencionado con ocasión de la pequeña historia de Santiago Fuente. Llegó a Villamanrique desde Colmenar, hacia mediados del siglo XVIII, y fue administrador apoderado de la condesa de Villamanrique. Poco más sabemos sobre él, salvo que llegó a tener una considerable propiedad en tierras y ganado lanar, además de la que tenía en Colmenar, y que fue alcalde de Villamanrique en los años 1765, 1769, 1773, 1778 y 1792.
Pero hay un dato curioso en el archivo municipal, que nos permite conocer mejor a esta familia. En el año de 1825 el ayuntamiento de Villamanrique dirigió un oficio a Doña María del Carmen Cobo y Caja, hija de Don Bruno y residente en Colmenar, reclamándole la devolución de una cruz de piedra que se había llevado del lindero de una tierra suya en Villamanrique. Doña María del Carmen contestó al ayuntamiento que esa cruz pertenecía a su familia porque con ocasión de una tremenda sequía se hicieron unas rogativas en las que sacaron al campo una imagen de Jesús Nazareno por el camino de Fuentidueña, hasta una tierra de su padre, D. Bruno Cobo, quien costeó la cruz de piedra que fue instalada en ese lugar. Esa tierra aún es conocida como “La cruz de Don Bruno”.
Además en la cuenta de propios del año 1798, referidas a 1797 (documento P-477, f.2v) figura una partida destinada a rogativas ante la imagen de Jesús “por la escasez de aguas”. Quizás se trate de las mismas rogativas que menciona doña María del Carmen Cobo, o de una costumbre que desembocaría en la adopción de Jesús Nazareno como patrono de la villa, en un momento avanzado del siglo XIX.
Por último, otro documento del 1898 nos indica que para esos años la celebración de la fiesta de Jesús era ya un hecho normal. En el acta de la sesión del ayuntamiento celebrada el día 21 de agosto de 1898 (documento P 1058, f.33-33v) figura el siguiente acuerdo: «…acto seguido se acordó por unanimidad que a ser posible en la semana entrante se salga a pedir para la función religiosa de Jesús, y que una vez que se haya hecho el pedido y se vea lo que asciende, se tratará de si ha de haber pólvora y música de aire como en años anteriores«.
Torremolinos, 16 de junio de 2008.