La fiesta de San Marcos

La celebración de la fiesta de San Marcos es mucho más antigua en Villamanrique que la de Jesús. La de San Marcos se celebra desde hace más de 300 años, mientras que la de Jesús hace poco más de 100.

San Marcos nunca ha sido un patrono único de la villa; su fiesta es la de primavera y, en su origen, está relacionada con el hecho religioso de rogar al patrón un tiempo favorable para tener buenas cosechas, mientras que la otra fiesta mayor es de otoño, al final de la cosecha, y es como un acto religioso de agradecimiento del año agrícola.

Ahora esa segunda fiesta mayor es la de Jesús, que se viene celebrando desde finales del siglo XIX, desde 1880 aproximadamente, pero hasta esa fecha, la fiesta de otoño, o segunda fiesta mayor, era la de Santa Fe, conmemorada el 6 de octubre.

san_marcos_3

San Maros por José de Ribera

En las “Relaciones Topográficas” realizadas por encargo de Felipe II en 1575, consta que en Villamanrique se celebraban dos fiestas mayores y una menor. Las mayores eran San Sebastián (20 de enero) y Santa Fe, en las que había “caridad”, es decir, invitación por cuenta del municipio a pan, vino y queso. La menor, San Gregorio Nacianceno (9 de mayo), en la que el Ayuntamiento en pleno acudía a una misa pagada por el municipio para implorar la protección de los campos.

Sin embargo en el siglo XVIII la fiesta de San Marcos había desplazado a la de San Sebastián como fiesta mayor, mientras que la de Santa Fe fue sustituida por la de Jesús hacia 1880, como ya he dicho.

No obstante, hasta bien entrado el siglo XIX se siguieron celebrando además de las dos fiestas mayores otras 7, que conformaban los 9 votos de villa. La celebración de los 7 votos que no eran fiesta mayor consistía en una misa pagada por el municipio con asistencia del Ayuntamiento en pleno, como en el caso ya comentado de San Gregorio Nacianceno, que formaba parte de ellos.

Los documentos que conservamos en el pueblo no nos informan de cuándo fue sustituida la fiesta mayor de San Sebastián por la de San Marcos. Debió de ser en el siglo XVII, época de la que no conservamos ningún documento por la destrucción del archivo municipal a principios del XVIII. Los más antiguos que nos informan sobre el culto a San Marcos en Villamanrique se remontan a 1747.

Un documento del archivo municipal, fechado el 1 de enero de 1747, contiene el expediente para el arrendamiento de varias tierras incluidas en los bienes de propios, entre las que figura una, cuyo tamaño no especifica, ubicada “en el sitio do dicen El Santo, en este término, propia del Señor San Marcos evangelista… linde cimientos de la ermita que en dicho sitio había del Señor San Marcos…”. Esto significa que San Marcos poseía una ermita propia, dotada de un terreno agrícola, cuyo producto era utilizado para sostener el culto al santo. En aquel año la ermita estaba arruinada, lo que significa que era muy anterior a esa fecha.

La ermita estuvo situada en la zona llamada “Eras de San Marcos”, ahora ocupada por una colonia de viviendas; por eso la calle que conduce desde la plaza del pueblo hasta allí, en dirección a Fuentidueña, lleva el nombre del santo desde tiempo inmemorial.

En la cuenta de propios y alcaldes del período 1748-51 consta el pago de 927 reales a un alarife de Colmenar de Oreja y su cuadrilla, por la reparación de varios edificios municipales, entre los que figura la ermita de San Marcos.

En 1751 ya debía estar la ermita casi reconstruida porque en el Catastro elaborado ese año por iniciativa del Marqués de la Ensenada figura como una de las tres ermitas que tenía el pueblo: San Marcos, La Concepción y Jesús. Pero la obra no debió terminar hasta años más tarde, porque en las cuentas de propios de 1767 hay un libramiento de 58 reales “para el pagamiento de dar licencia para decir misa en la ermita del Santo San Marcos de dicha villa por estar arruinada y se ha reparado o edificado como es debido, y que dicha licencia ha venido de la ciudad de Toledo, que es en donde corresponde según consta”. En otro libramiento de la misma cuenta figura un pago de 19 reales por la madera y herrajes para las puertas de la ermita de San Marcos.

En las cuentas de propios y alcaldes de 1781, 1805 y 1806 hubo otras reparaciones y pagos por limpieza del edificio. El apunte de 1805 es por varias reparaciones municipales, una de ellas “la obra de la ermita del Señor San Marcos patrón de esta villa”.

También se conservan documentos que acreditan la restauración de la imagen del santo en dos ocasiones. En las cuentas de propios de 1772 consta el pago de 120 reales “… dados a Diego López Salcedo, vecino y dorador en la villa de Belmonte de Tajo, por el trabajo y materiales que gastó en retocar, pintar, dorar y poner ojos al glorioso Señor San Marcos evangelista, patrón de esta villa, por hallarse indecente para poder darle culto y estar en los altares…”. En las cuentas de propios de 1801 figura una partida de 180 reales pagados al mismo Diego López Salcedo por el “trabajo de retocar la imagen del señor San Marcos”. Esa imagen, sin duda de madera por el hecho de tener que ser dorada, fue quemada durante la guerra civil, y la que se conserva ahora, de escayola, fue regalada por alguna familia devota del santo y repintada en los años 50 por una maestra destinada en la localidad, llamada Doña María Álvarez.

Pero ¿por qué comenzó el culto a San Marcos en Villamanrique, y cómo sustituyó a San Sebastián en el patronazgo de la villa? La respuesta no está clara, como tampoco la de la sustitución del patronazgo de Santa Fe por el de Jesús Nazareno. En el caso de San Marcos la causa más probable fue la intervención de la Orden de Santiago.

San Marcos fue uno de los patronos de la Orden y titular del primer convento o casa central de los santiaguistas, el de San Marcos de León. Estos frailes guerreros extendieron el culto al santo por su territorio de señorío y fue patrón o copatrón de varios pueblos como Villarrubia de Santiago o, mucho más al sur, Beas de Segura. En el territorio de señorío de la Orden, dentro de la encomienda de Viloria, se encontraba el término de Albuher, que en 1480 pasó a convertirse en Villamanrique.

La iglesia parroquial de Albuher formó parte del dominio eclesiástico que tenía la Orden de Santiago hasta que la aldea se despobló, y una vez despoblada se convirtió en una ermita dedicada a la Virgen de Albuher bajo dominio de la Orden. Finalmente la ermita se convirtió en iglesia parroquial de Villamanrique al ser fundado el nuevo pueblo en 1480. En la reja de la ventana del coro de la iglesia que fue demolida en 1960 se conservaba aún la cruz de Santiago.

Desde el siglo XV, y hasta mediados del siglo XIX, la iglesia dependió del obispado de Toledo, pero no desapareció la influencia de la Orden de Santiago porque el término de Villamanrique perteneció a la Orden hasta que fue vendido en 1573 a la primera condesa de Villamanrique, Doña Catalina Lasso de Castilla. Además, el pueblo estaba rodeado de dominios santiaguistas: la Encomienda Mayor de Castilla, integrada por Villarejo, Fuentidueña, encomienda de Viloria en la que estuvo Villamanrique hasta que fue vendido; Santa Cruz de la Zarza; Villarrubia de Santiago, y Colmenar de Oreja formaron parte también del señorío de la Orden. Buenamesón siguió siendo patrimonio de la Orden de Santiago, vinculado al convento central de Uclés hasta su desamortización en 1821-1837.

hornazo3

Hornazo típico de San Marcos.

Igualmente tenemos noticias en algunos documentos del archivo municipal acerca de cómo se celebraba la fiesta de San Marcos.

En lo relativo a lo estrictamente religioso, el Ayuntamiento pagaba una misa mayor, las velas que alumbraban el ritual y a un predicador traído de fuera. Los predicadores eran frailes normalmente del convento de la Merced de Santa Cruz de la Zarza o del convento de la Victoria de Villarejo de Salvanés, aunque algunos años viniesen de lugares más distantes, como Tarancón u Ocaña. Lo más probable es que hubiera procesión, pero no consta en los documentos municipales.

En lo concerniente a la fiesta profana, en los días de fiesta mayor (que eran tres durante el siglo XVIII: San Sebastián, San Marcos y Santa Fe, y dos en el XIX al quitar San Sebastián) el Ayuntamiento invitaba a los vecinos a un “refresco” o “caridad” consistente en dar comida y bebida, cuya cantidad y calidad variaba según la situación económica.

El documento más antiguo es de 1749 y demuestra que fue un año grande. En la cuenta de propios de ese año se encuentra una partida de 394 reales y 18 maravedíes gastados en 5 fanegas de trigo, 2,25 arrobas de queso, 8 de vino, 12 libras de pasas, 4 celemines de garbanzos tostados y una docena de limones. Incluía asimismo la cantidad “del gasto que se hizo, según costumbre en la merienda que se dio a las personas que pintaron la caridad, 15 reales y 20 maravedíes = De 2 corderos que se gastaron ese día, 22 reales = De pan y vino para dicha comida, 10 reales y 18 maravedíes”. La “caridad” consistía realmente en la entrega de tortas del santo, hechas con parte de las 5 fanegas de trigo, que eran “pintadas”, es decir, decoradas con clara de huevo batida y otros ingredientes de color, costumbre que se ha mantenido hasta bien entrado el siglo XX.

Por el contrario, al año siguiente, 1750, fuero unas fiestas muy pobres, porque el Ayuntamiento había perdido el derecho de arrendar la barca y de usar el monte en un pleito con el Infante don Felipe. Ese año se gastaron en la fiesta de San Marcos 66 reales en pan, vino y queso.

En la fiesta de 1757 fueron de nuevo 5 fanegas de trigo, 10 @ de vino y 1,5 @ de queso. Además hay otros datos de interés para conocer la fiesta: se gastaron 14 reales en “la colación que se dio la víspera del santo” y 10 reales y 18 maravedíes “del gasto que se hizo en la merienda que se les dio (según costumbre) a las personas que ayudaron a hacer las tortas de caridad y pintarlas”. Todo ello por un importe de 373 reales y 26 maravedíes, frente a los 40 reales que se gastaron el día de Santa Fe de ese mismo año en vino y dos celemines de garbanzos tostados.

La invitación se hacía en la sala capitular del ayuntamiento tal como demuestra otro documento de 1767 en el que se encuentra anotado un gasto de 2 reales pagados al alguacil por “barrer las casas de Ayuntamiento para la función de dicha caridad”.

Torremolinos, 24 de marzo de 2009.