En septiembre de 2003 presenté un informe al Ayuntamiento de Villamanrique tratando de explicar la importancia y el recorrido de este antiquísimo camino que atraviesa el término municipal por su parte norte. La intención del informe era tratar de preservar, en la medida de lo posible, esa huella dejada por la Historia en nuestro término; un retazo de nuestro patrimonio histórico que estaba a punto de desaparecer afectado por la concentración parcelaria, como así ha sido finalmente, salvo en algún pequeño tramo. El nuevo trazado de parcelas y caminos ha borrado en su casi totalidad el antiguo recorrido de la Senda Salinera y de otros caminos antiguos, pero para que quede memoria de ella y de su importancia voy a repetir aquí algunos de los detalles que contenía aquel informe, sin otra intención que dar a conocer al vecindario un rincón más de su Historia.
El recorrido de la Salinera se puede apreciar, marcado con flechas, en este mapa, que es un detalle de la hoja 606 del topográfico nacional a escala 1:50.000, en su edición de 1934: si seguimos la dirección de las flechas observamos que arranca de las proximidades de Buenamesón y se bifurca en el valle de Valdepuerco en dos ramales que se dirigen a Belmonte y Colmenar respectivamente. En dicho mapa aparece rotulado como “Camino de Colmenar de Oreja a Fuentidueña de Tajo” porque unos dos Km. antes de llegar a Buenamesón desde Colmenar enlazaba con el antiguo camino de Villamanrique a Fuentidueña, que tampoco seguía el trazado de la carretera actual.
Cerca de Buenamesón, la Salinera en su curso original tenía dos ramales; uno venía de Valdelazarca, donde había un vado, y otro de la barca de Buenamesón: confluían en un solo camino en la Asperilla, a la izquierda de la gravera, y una vez superado este desnivel se dirigía hacia el noroeste. Este tramo se ha conservado después de la concentración parcelaria pero no ha sucedido lo mismo con el tramo comprendido entre el canal y el camino de Las Cuevas.
Siguiendo la misma dirección noroeste llegaba hasta los cerros de yeso, después de atravesar las dos terrazas más altas de sedimentación del río. En los cerros también se ha conservado un pequeño trozo que llevaba muchos años en desuso. Desde allí se internaba hacia el monte y atravesaba la Dehesa Morcillera y, después de atravesar la carretera de Villarejo, llegaba al Charcón, donde había un abrevadero. Desde allí se dirigía hacia el valle de Valdepuerco, donde había otro abrevadero conocido como “El aguaderillo”, y poco después se dividía en dos brazos para dirigirse a Colmenar y a Belmonte.
El nombre de “Senda Salinera” parecería indicar que era la vía a través de la cual se transportaba la sal desde las Salinas de la Cárcavallana hacia Madrid, cuando aún no se habían construido las actuales carreteras de Villamanrique a Villarejo de Salvanés y a Belmonte de Tajo. Dichas carreteras, con su trazado actual y con firme de piedra, fueron construidas durante la II República, entre 1931 y 1934, y dejaron en desuso los caminos de tierra que seguían otros trazados.
Sin embargo, las observaciones realizadas en los tramos que mejor se conservan de la Salinera, y el hecho de que las Salinas de Cárcavallana no han sido explotadas antes de mediados del siglo XVIII –según puede apreciarse en diversos documentos del archivo municipal y en los catálogos de explotaciones salineras de la zona en siglos anteriores- llevan a pensar que la Senda Salinera es anterior a las Salinas de Cárcavallana, y obligan a buscar otras explicaciones a su nombre y a su trazado, que se pueden resumir en dos hipótesis.
1ª hipótesis: La Senda Salinera puede ser un camino de origen medieval.
Para sostener esta hipótesis nos podemos basar en los siguientes elementos:
- Si ha sido llamada “Salinera”, durante al menos el último siglo, es porque ha cumplido esa función, pero la profundidad de su “caja” en algunos tramos del recorrido nos indica que ese camino ha sido muy transitado, durante más años de los que se pueden asignar a la explotación comercial de las Salinas de Cárcavallana.
- El recorrido de la Senda Salinera se inicia, en su extremo oriental, cerca de Buenamesón y aunque este lugar se encuentra a unos 2 Km. de las Salinas de Cárcavallana, es en dirección opuesta a la que debería llevar para dirigirse hacia Madrid, cuyo camino natural sería el cruce del Tajo por la barca de Castillo, o por el vado situado frente al casco urbano de Villamanrique desde donde podría enlazar con la Senda Salinera a través de “El Valle”. Por tanto, en mi opinión, la sal que transitaba por los primeros 3 ó 4 Km. de la Senda Salinera no era de Cárcavallana y, en consecuencia no fue el transporte de esta sal el que dio nombre a la senda, sino que debe venir de antes.
- Seguramente, la sal que se comercializaba por la Senda procedía de Belinchón, cuyas salinas se trabajan al menos desde el siglo XII, y sobre cuya explotación tenía concedidos derechos la Corona a la Orden de Santiago. Al mismo tiempo Buenamesón era propiedad de la Orden, y desde allí había un camino que se dirigía a Uclés –casa maestral de la Orden- pasando por Belinchón. Ese camino, tras cruzar el río por la barca de Buenamesón, o por el inmediato vado de Valdelazarca, enlazaría directamente con la Senda Salinera, que se dirige a Colmenar y a Belmonte y desde aquí a Chinchón y a Ciempozuelos donde también se explotaban las Salinas de Espartinas desde la Edad Media.
También es posible que la sal de Belinchón llegase a Buenamesón, donde comienza la Senda Salinera, por la margen derecha del río, desde Fuentidueña, por una vía natural de comunicación: la llamada “Asperilla”, que es el borde de la segunda terraza de sedimentación del Tajo, y ha servido de vía pecuaria durante muchos siglos con el nombre en la zona de Camino Toledano, y cuyo trazado se puede seguir aún hoy desde la vega de Aranjuez hasta la de Estremera.
Ante estos datos se puede afirmar que la Senda Salinera es, al menos con ese nombre, un camino medieval. Pero eso no evita que haya podido seguir el trazado de alguna vía más antigua.
2ª hipótesis: La Senda Salinera puede ser parte de una vía romana.
En efecto, puede estar relacionada con una vía romana secundaria que unía las ciudades de Cartagena y Salamanca pasando por Ávila. Esta vía se desdoblaba de la principal después de atravesar el río Tajo por Fuentidueña; desde aquí se dirigía a Chinchón y a Ciempozuelos y, finalmente, atravesaba la parte occidental de la actual provincia de Madrid, para llegar a Ávila.
D. Federico González Couto, incansable investigador de las vías romanas, en un artículo publicado en la revista especializada en el tema “El miliario extravagante” (nº 74, pp. 7-13) ha establecido este recorrido basándose en un itinerario del siglo XVI descrito por Juan de Villuga en su obra “Repertorio de todos los caminos de España», publicada en 1546. Además, González Couto, documenta el recorrido entre Chinchón y Ávila con varios puentes romanos y algunos hallazgos arqueológicos de la época, que confirmarían la antigüedad de la vía, anterior al siglo XVI, y su adscripción a la época de la romanización.
Ciertamente, González Couto no aporta datos para establecer el trazado que seguiría esta vía entre Chinchón y Fuentidueña, por lo que esta 2ª hipótesis se basa en la observación de los siguientes elementos:
- La indiscutible antigüedad del camino, que en alguno de los tramos conservados, por ejemplo el de los cerros, se hunde casi un metro bajo el nivel del terreno circundante por obra del desgaste.
- La dirección de su trazado, puesto que se orienta decididamente hacia Belmonte de Tajo, buscando las pendientes más suaves para alcanzar la parte más elevada de la Meseta (la llamada Alcarria de Chinchón, que se encuentra a más de 700 m. de altitud, mientras que el valle del Tajo lo está a poco más de 500). Desde aquí se puede llegar a la localidad de Chinchón por un terreno sumamente llano.
- La presencia en las proximidades de restos arqueológicos romanos, como son los de la villa descubierta al abrir la zanja del gaseoducto, otra posible villa –a juzgar por los restos dispersos de cerámica- situada cerca de Valdelazarca, donde comienza la Senda Salinera, y una necrópolis relacionada con ellas.
- La tradición oral recogida de habitantes del pueblo asegura que por la senda Salinera discurrían arrieros que viajaban hasta Salamanca.
Este camino, sea medieval o romano, forma parte de nuestro patrimonio histórico y puede ser en el futuro una interesante vía de turismo rural, no sólo por su valor histórico, sino también por su valor ecológico, ya que atraviesa en su recorrido una gran variedad de paisajes, con distintos tipos de formaciones geológicas, y riqueza botánica y faunística.
Torremolinos, 27 de septiembre de 2009