Polonia Ortiz: Historia de una desdicha
Este artículo, escrito por Virginia Seguí, contiene lo poco que se sabe sobre una joven y desdichada poetisa que vivió en Villamanrique de Tajo, concretamente en las Salinas de Cárcavallana, donde encontró muerte prematura a la edad de 20 años a causa de la epidemia de cólera de 1855.
El único documento que se conserva en el Archivo Municipal de Villamanrique relacionado con Polonia es un parte de defunciones en el que aparece ella encabezando la lista de fallecidos entre el 30 de julio y el 8 de agosto de 1855. Los demás datos biográficos y literarios que maneja Virginia Seguí en su artículo han sido encotrados en el archivo privado de Faustina Sáez de Melgar, escritora y poetisa como Polonia, unidas por una gran amistad con grandes dosis de espiritualidad, como era frecuente en la época del Romanticismo en que vivieron, y que las llevó a tratarse como hermanas y a proyectar la publicación en conjunto de un libro de poemas titulado “Dos Arpas”, cuya publicación quedó en suspenso por la prematura muerte de Polonia; algunos de esos poemas fueron entregados a Faustina quien publicó años después dos de ellos en revistas que ella misma dirigía, y conservó los otros en su archivo personal, como un grato recuerdo de su adorada amiga. Gracias a ese celo con que Faustina conservó las cartas y poemas de Polonia, hoy podemos apreciar lo que escribió, y rendirle un homenaje a esa joven valiente, inrteligente, llena de sensibilidad y creatividad que murió en la flor de la vida.
Fernando Cana.
Polonia Ortiz. Una poetisa en ciernes.
Por Virgina Seguí Collar
La definición de Romanticismo ha sido siempre objeto de controversia dada la gran variedad de características que incluye. Los expertos parece que se contradicen cuando comienzan a citar todos y cada uno de estos conceptos que el movimiento engloba; tanto es así que a veces pueden llegar a parecer contradictorios entre sí; sin embargo, una cuestión sobre la que todos parecen estar de acuerdo es en su marcado espíritu individualista; y es, precisamente, esta característica la que a nosotros nos interesa ya que fue la que llevó a muchas mujeres a plantearse un cambio sustancial en el estatus que la sociedad patriarcal tradicionalmente les había asignado; estatus conocido bajo el tópico de “ángel del hogar”. Sin duda, fue, este fuerte sentimiento individualista y el germen de independencia que conlleva lo que despertó sus inquietudes y potenció sus aspiraciones intelectuales; esto unido a su paulatino acceso a una educación cada vez más amplia e igualitaria, aunque con frecuencia, y sobre todo en los inicios, autodidacta, fue posibilitando el cambio y facilitando su integración en actividades hasta entonces vedadas para ellas como las literarias, artísticas y laborales realizadas de forma habitual y fuera del espacio doméstico.
Dentro de estas actividades se encuentra el campo que Polonia Ortiz quería cultivar: la literatura. Simón Palmer recoge en su Diccionario Biobibliográfico de Escritoras españolas del siglo XIX datos y biografías de muchas de las mujeres que, en España, tuvieron sus mismas pretensiones entre 1832 y 1900 cultivando distintos géneros literarios, como la poesía, la novela, el teatro, etc.; como ya hemos dicho el trabajo recoge lo que se conoce de la vida y actividades literarias de aproximadamente 1200 mujeres españolas; y entre ellas figura una breve reseña relativa a Polonia Ortiz en la que podemos leer: “Poetisa. Colaboró en <La Canastilla de la Infancia> (1893), <El Correo de la Moda> (1856).” [Estos poemas fueron publicados por iniciativa de Faustina Sáez después de la muerte Polonia, acaecida en 1855]. Esa escueta reseña del Diccionario de Palmer no es una excepción y da idea de las dificultades que existen en la obtención de los datos biográficos de la mayoría de ellas de las que solo han llegado a nosotros algunos de sus escritos que quedaron plasmados en las páginas de periódicos y revistas de la época. Sobre todo cuando hablamos de la generalidad, es decir de las que no se hicieron famosas; aquellas cuyo trabajo quedó frustrado por diversas causas como sucede con Polonia Ortiz cuya muerte prematura truncó su vida sumiéndola, junto a su obra, en el olvido.
Sin embargo, en su caso, algunos documentos conservados en el archivo de su amiga la escritora Faustina Sáez de Melgar nos permite conocer más datos sobre ella. Estos documentos demuestran su amistad y la coincidencia de sus aspiraciones literarias; las dos anhelaban convertirse en escritoras y ya, desde su juventud, trabajaban para ello dedicando todo el tiempo posible a la escritura.
Sus vidas coincidieron en Villamanrique de Tajo, localidad próxima a Madrid, de la que era natural Faustina Sáez y en la vivió hasta que contrajo matrimonio con Valentín Melgar en julio de 1855. Por el contrario, desconocemos el lugar de nacimiento de Polonia Ortiz aunque sabemos que no había nacido en este pueblo sino que en algún momento de su vida se trasladó a vivir a la Salina de Carcavallana, y siendo la Villamanrique la villa más cercana su vida transcurría en ambos lugares; vida que compartía con Faustina y otras jóvenes de la zona.
En el padrón municipal de 1838 que recoge datos de los empadronamientos tanto en Villamanrique de Tajo como en la Salina no menciona a Polonia ni a su familia; lo que indica que su llegada se produjo después de esta fecha y antes de 1855; año en el que encontramos documentos que la mencionan y algunas poesías firmadas por ella misma; como son algunas cartas de Valentín Melgar a Faustina y algunas poesías de Polonia fechadas y firmadas por la escritora en 1855, año en el que se producirá su prematura muerte
El 14 de marzo de 1855 Valentín escribe a Faustina y entre otras cuestiones le dice. “Supongo que ya habrás visto á tu amiga poetisa Polonia Ortiz, aunque el tiempo no ha estado muy apropósito para ir á la Salina. Dime si habeis realizado el proyecto que teniais de ir a verla y pasar una tarde de broma, pues yo me alegraré que te diviertas mucho y olvides todas las penas que puedan disgustarte.” O los recuerdos que manda para ella en su carta del 4 de mayo del mismo año: “A las de Viña memorias, igualmente a Polonia y á todas las de la Salina, si las ves.”
Pascual Madoz en su Diccionario geografico-estadistico-historico de España y sus posesiones de Ultramar describe esta Salinabajo la voz de Carcaballana: “Salina nacional en la prov. de Madrid, par. Jud. de Chinchon term. de Villamanrique de Tajo, SIT. á 1/4 de legua de esta v. cerca del r. de que toma nombre, se hace la sal por agua sacada de norias, que es muy blanca y abundante, y tiene una gran casa con todas la oficinas necesarias. Confina con la posesion Buenameson ant. casa de recreo de los conventuales de Uclés, y dista 3 ½ leguas de Chinchon y 1 ¾ de Sta. Cruz de la Zarza, pueblo correspondiente al part. de Ocaña en la prov. De Toledo.”
Vemos que Madoz no menciona expresamente la existencia de viviendas en Carcavallana; aunque como es indudable que existían ya que sabemos que Polonia vivía en la Salina; pudiera suceder que estuvieran incluidas en lo que él denomina una gran casa en la que se ubicaban las oficinas de la administración de la explotación; y lo más probables es que incluyera también una vivienda para el administrador y su familia; además de alguna otra destinada a sus trabajadores.
Las aspiraciones literarias de Polonia parecen indicar que había recibido, al menos, la educación propia de las mujeres de la época lo que indica que su familia pertenecía a una clase social acomodada que se preocupaba de la formación de sus miembros más jóvenes incluidas las mujeres. Dadas las condiciones de la Salina parecía lógico pensar que podría ser hija de algunos de los ingenieros y/o administradores llegados a la zona para dirigir la explotación. Pero lo que relata Polonia sobre el tema en uno de sus poemas parece contradecir esta opción; la escritora al describir el dolor que sentía su querida amiga Faustina al separase de su hogar y su familia para contraer matrimonio con Valentín Melgar, rememora el dolor sentido por ella misma cuando vivió la misma separación; aunque no quede claro su causa. El poema al que nos referimos se titula Contestación. A mi querida Faustina y está firmado y fechado por su autora en Carcavallana el 10 de julio de 1855; dice así:
“Huyes hermana de la orilla amena
Del cristalino Tajo suspirando;
Huyes enchida de amargura y pena,
Y á tus ojos el llanto rebosando.
Huyes poetisa, con el alma llana
De un pesar que á tu frente va surcando,
Sin que te baste de tu amor la gloria
Para borrarlo de tu fiel memoria.
Huyes y en el adiós de despedida
Solamente murmuras un lamento
Al contemplar tu madre dolorida
Agoviada cual tu del sufrimiento
Cuan justo es el llorar ¡ay! La partida
Y cuan justo lanzar un tierno acento
Cuando abandonas el hogar do vista
La luz primera donde tu naciste.
Yo también dulce hermana lo he sentido
Yo también al dejarlos he llorado,
Yo también al partir ¡ay! he sufrido,
Y abundantes suspiros he exhalado.
Yo también al dejarlos he perdido
Los placeres de niña que he soñado,
Y como tu conservo en mi memoria
Aquella vida, mi inocente gloria.
Cuantas veces en medio de mi risa,
En medio de mis goces y ventura
Digo con triste é infeliz sonrisa
¡Oh, Si viera aquel suelo! mi tristura
Todo me agrada en él, tierna poetisa,
Y todo lo recuerda mi amargura,
¡Ah! Sin que baste á disipar mi duelo
Los puros goces del extraño suelo.
Ya lo ves, ya lo ves, hermana mia,
El destino nos une por doquiera,
Ambas sentimos tristes la agonía,
Dejando el suelo que nacer nos viera.
Y ambas también lloramos á porfia
Los dulces sueños de la edad primera,
Por eso, hermana, al escuchar tu acento
Lanza mi labio funeral lamento.
Si, sí, nos comprendemos, nos amamos,
Y por eso al partir has padecido,
Por eso nuestro canto lo escuchamos
En medio de las aureas conmovido.
Por eso al verte huir las dos lloramos,
Sintiendo el corazón mas oprimido,
Y jurando á la vez con eco fuerte,
Nuestra amistad la romperá la muerte.”
Polonia describe en este poema, dedicado a su amiga Faustina, la coincidencia de vivencias y sentimientos lo que permite una mayor comprensión entre ellas fortaleciendo su amistad; dejan claro que Polonia llegó a la Salina de Carcavallana siendo ya, al menos, adolescente y supuso la separación de sus padres y de su lugar de nacimiento, luego la opción de que fuera hija de unos de los administradores y se trasladara a la explotación cuando su padre fuera nombrado para el cargo no es viable; no obstante es de suponer dada su edad que debía vivir en compañía de alguien, quizás con una hermana, que pudiera ser la esposa de uno de los administradores que llevó a Polonia a vivir con ella para que tuviera una mejor vida y accediera a una mejor educación de la que pudiera tener acceso en su lugar de nacimiento, no lo sabemos; la realidad es que este testimonio de Polonia es todo lo que sabemos con certeza sobre su infancia y primera juventud.
El archivo de Faustina Sáez de Melgar conserva un manuscrito titulado Dos Arpas; se trata de una recopilación de poemas escritos por ella y por su amiga Polonia Ortiz; al principio, antes de pasar a recopilar las poesías que ambas escribieron y que proyectaban publicar bajo ese título, Faustina escribe una nota aclaratoria en la que explicaba sus intenciones; en esta nota de la autora podemos leer: “La tierna amistad que me unía, á la señorita Dª Polonia Ortiz, nos hizo concebir la idea de escribir un tomo de poesías, que llevase por título <Dos Arpas>. Composiciones todas hechas por las dos, con el objeto de que si se publicaban algún dia; aparecerían nuestros nombres y nuestros pensamientos tan unidos como lo estaban nuestros corazones. Desgraciadamente no pudo tener efecto nuestra idea, porque la muerte sorprendió a mi querida amiga, cuando apenas empezábamos á realizarla. Pocas horas antes de este triste suceso, me escribió su última composición, que incluyo con las demás y lleva por epígrafe, <En un dia de dolencia>; dolencia fatal, que en pocas horas le arrebató la vida. /Ya que la fatalidad nos impidió terminar nuestra obra, incluyo en mi libro las que nos dedicamos mutuamente, acompañadas de las que posteriormente he consagrado á su memoria. /A su cariñoso padre se las dedico recibalas como un leve tributo del tierno cariño que profesé á su hija y que me inspira toda su familia, y del inmenso sentimiento que me causó la prematura muerte de aquella amiga adorada, que hubiera sido un dia por su esclarecido talento y nobles sentimientos, honra y orgullo de nuestra patria. Madrid, 22 de octubre de 1858”
Estas palabras de Faustina indican que Faustina, pese a la muerte de su amiga, tuvo intención de llevar a cabo su proyecto y publicar un libro que recogiera las poesías que ambas habían escrito para incluir en Dos Arpas; y que al recopilar las composiciones comprobó que el conjunto no reunía ni el volumen ni la calidad suficientes para hacer rentable su publicación; ni en plano económico ni como inicio y/o lanzamiento de su propia carrera literaria; optando finalmente recopilar sus mejores poemas y publicarlos bajo el título de La Lira del Tajo incluyendo en él alguno de los que había dedicado a su amiga y a su memoria.
Marina Mayoral en su estudio sobre las amistades entre las escritoras románticas nos habla sobre la confusión que hoy nos produce la lectura de las poesías que se dedicaban unas a otras; ya que los sentimientos y las fórmulas con las que en ellas se expresan copian modelos y pautas hasta entonces utilizadas por sus congéneres masculinos; la creación de un lenguaje poético expresivo con el que las mujeres pudieran expresar sus emociones y sentimientos sin escandalizar a la sociedad requirió cierto tiempo; y en su aprendizaje las escritoras con frecuencia utilizaron el lenguaje poético amoroso para referirse a sus hermanas y amigas las otras escritoras a las que se dedicaban sus poemas; hermanas en la profesión y amigas tanto en la realidad como la ficción. Susan Kirkpatric nos habla sobre la hermandad lírica de la década de 1840; las escritoras españolas se sentían hermanadas y unidad por sus aspiraciones literarias, buscaron ejemplos a seguir en la Antigüedad y así se sintieron unidas siguiendo la estela de otras poetas de siglos anteriores como Safo, Santa Teresa de Jesús y los ejemplos más próximos de Mme. De Staël y George Sand; de esta forma su expresividad durante tantos siglos contenida salió a la luz, como si se tratara de una explosión, haciéndose perfectamente visible a partir del primer tercio del Siglo de las Luces.
Faustina y Polonia se conocían desde muy jóvenes y su amistad y cariño eran reales; sintiendo además esa hermandad que les daba la coincidencia de sus aspiraciones literarias; y en las poesías que se dedicaron una a la otra en las que daban rienda suelta a sus sentimientos y emociones utilizan también ese lenguaje amoroso y ambiguo frecuente en la época; sin duda, conocían los poemas que otras escritoras de la época se dedicaban entre ellas como Vicenta García Miranda, Amalia Fenollosa, María Teresa Verdejo y Durán, Rogelia León y un largo etcétera.
Los poemas que Polonia escribió a Faustina en 1855 están marcados por el sentimiento de separación ya que Faustina tenía previsto abandonar Villamanrique de Tajo tras contraer matrimonio con Valentín Melgar en julio de ese año y esto, sin duda, significaba su separación; Polonia deseaba lo mejor para su amiga tanto en su vida privada como en lo literario; pero el dolor por su marcha dominaba sus emociones y condicionaba su expresividad. Los poemas que se conservan en el archivo de Faustina están fechados entre abril y julio de 1855, breve espacio de tiempo en el que Polonia sintió caer sobre ella grandes desgracias; ya que además del dolor de la separación de su querida amiga; cayó enferma de cólera, en la epidemia que por esas fechas se desencadenó en la zona, y que finalmente la llevó a la tumba, siendo plenamente consciente de la proximidad de su muerte.
Polonia escribe en Carcavallana en abril de 1855 su poesía:
“Despues de nuestra separación. A mi querida Faustina”
“Faustina, mi ronca lira
Ya no lanza sus acentos
Ni llena los vagos vientos
De armónico y tierno son.
Triste musa, yerta yace,
Y en el sepulcro sumida
Concluye su triste vida
Cual mi herido corazón.
Hubo un dia que dichosa
Cantó sus tiernos amores,
Pero marchitas sus flores
La cubre mustio ciprés,
Hoy cual nunca comprimida
Da en cada son un gemido,
Y mira su bien perdido
De los años al través.
Y un “adiós” que el aurea errante
Repite en torno doquiera
Le repite la postrera
Palabra de una ilusión
Perdona, hermana perdona,
Si al hablar de mi amargura
Despierto de tu tristura
La llaga del corazón.
Hoy solo mi débil frente,
sobre su seno apoyara,
Y ese nombre me separa
De tus brazos sin piedad.
Un bárbaro “adiós” impío
Secó mi ilusión primera
Y hoy me arranca la sincera
sonrisa de tu amistad.
A un escucho en el espacio,
Ese nombre de amarguras,
Cual el fantasma que augura
Mi destino aterrador
Tiemblo, Faustina, me espanta,
La entonación de su acento
Y comprendo en su lamento
Pronosticar mi dolor.
Hermana, ya no es el hado
Quien nos roba la ventura,
Quien acrece la amargura
Que nos devora a las dos.
En vano un ángel mi seno
En el tuyo precipita
Pues el fantasma allí grita
Faustina, Polonia ¡Adios!….”
También de abril es su poema Duelo de las Poetisas, ella, Polonia, olvida su dolor y trata otro tema frecuente entre las escritoras románticas: un mundo ideal, un mundo sin críticas, en el que la sociedad las admita y las comprenda y en el que puedan encontrar el amor y la felicidad que anhelan.
“¡Oh! Faustina, no hay un alma,
Que comprenda á la poetisa,
Así burlona sonrisa
Por sus cánticos le dan,
Y por eso le preguntan
Al escuchar su tristura,
Si el llanto y la desventura
Unidos al numen van.
Ignoran, tristes, ignoran,
Cual es nuestro sufrimiento,
No comprenden el acento
Que despide el corazón.
No comprenden que nosotras,
En su mundo no vivimos,
¡Ay! Y que si en él nacimos
Fue solo por maldición.
Que a través de un prisma hermoso,
Y de un velo de ilusiones,
Nuestros puros corazones,
El mundo quisieron ver
Y que al romper esa bruma
Que sus ensueños mecía,
Vió que solo le ofrecia
La copa del padecer.
Busca en él un ser amante,
Á quien amar la poetisa,
Pero una falaz sonrisa
Á su anhelo contestó.
Y vaga inquieta su mente
En un delirio profundo,
Sin hallar en este mundo,
Aquel ángel que soñó.
Pasa su vida forjando
Una ilusión seductora,
Y solo sabe que llora
Por un ser angelical.
Por un ser que no existe,
Que formó su fantasía
Y que agrava la agonía
De su deliro letal.
Sueña en brazos de las sombras,
Verle en nube nacarada,
Y la ilusión disipada
Contempla a nacer el sol.
Ya su llama abrasadora
Ve al ángel puro elevarse
Y el casto rayo apagarse,
De su nítido arrebol.
Positivismo doquiera
Encuentra con faz sombría,
Y ajase dia por dia,
Su bellísima ilusión.
Do piensa hallar la poetisa,
La copa de sus amores,
Solo ve marchitas flores,
De gastado corazón.
Y allí do corre afanosa
En busca de la inocencia
Ve su sincera existencia
Perderse en el ancho mar.
Y oye del mundo el acento,
Con la sonrisa burlona,
Que este cántico le entona,
Por doquiera sin cesar.
“Las glorias que buscaba
“Aquí tu mente inquieta,
“Son sueños de poeta,
“Delirios de mujer.
“Ignoras, insensata,
“Que solo furibundo
“La copa ofrece el mundo
“Del amargo padecer”
¡Ay Faustina y este canto,
Que nosotras comprendemos
Es justo que lo lloremos
Aunque les haga reir.
Pues que estraño, que serian
Los que a este mundo vinieran
Y que otro no conocieran
Para poderlo sentir.
Que estraño que no comprendan,
Lo que nosotras sentimos,
Si no saben que sufrimos
Por otro mundo mejor.
Si ignoran, que nuestro pecho,
Un ser ideal buscaba
Y que en vano le llamaba,
Para contarle su amor!
Nuestro penar no comprenden,
Ni cuando la voz alzamos,
Y al cielo le preguntamos,
¿do está el mundo que soñé?
Perdonemosles, Faustina,
Si al escuchar nuestro canto,
Escarnecen nuestro llanto
Y dudan de nuestra fé
Que otro mundo mas hermoso,
Sin duda nos guarda el cielo,
Cuando al dejar este suelo,
Cesemos de padecer.
Y hallaremos inocencia,
Tras sus puertas de diamante
Y un pecho puro y amante
Que nos sepa comprender. “
En junio de 1855 Polonia contesta a un poema de Faustina con otro titulado: “A mi querida Faustina (Contestando á la anterior)”, en el que además de incidir en el tema de la separación incluye pasajes de las diferencias que a partir de ahora van a tener sus vidas; la suya llena de sufrimiento, soledad y olvido, mientras pinta la de Faustina se encamina hacia la felicidad en su vida conyugal y a la gloria en su vida literaria. En él dice así:
“Y me demandas, celestial cantora,
En tu dolor consuelo,
Y pretendes ahora,
Que ocultando su duelo
Ria quien triste y comprimida llora.
¿Quieres acaso que mi ronca lira
En melodioso acento,
Mientras el alma suspira
Muestre falso contento
Cuando alejarte el corazón te mira?
¡Ah! No pretendas, que al tirano mundo,
Con fingida sonrisa,
Mi padecer profundo,
Niegue, tierna poetisa,
Ya que comprender mi dolor fecundo.
Huyes de mi, y acongojada y triste
En este valle umbroso,
Me dejas, y elegiste
El mundo populoso
Al pobre valle donde tu naciste.
Y en el seno amoroso,
De tu constante esposo,
Buscan con ansia en tu dolor consuelo,
En tanto que olvidada,
Doliente y angustiada
Marcó como planta en ignorado suelo.
Tu al lanzar un suspiro,
Siempre consoladora,
Hallarás una mano protectora;
Yo al esclamar, “espiro”
No veré á nadie que mi muerte llorar
Tu en ese mundo hirviente
Do te vas á lanzar, Faustina mía,
Verás ceñir tu frente,
Yo veré en mi agonía,
Morir aquí mi cándida poesía.
Tu al dejar este suelo,
Aunque llorosa y afligida partas,
Vislumbras otro cielo
Y ya mi nombre en tu mente apartas,
Al escuchar el conyugal consuelo.
Y triste y olvidada
A la orilla del Tajo susurrante,
Tu imagen adorada
Vere doquier errante,
Que arrullaré con mi canción amante.
¡Ah! Ya la ves, cantora,
Ya no puedo llamarte, hermana mía,
No puede la que llora,
Hermana ser de la que alegre ria.
Si partes suspirando,
Y al marcharte ni un gemido lanzas,
Por donde vas marchando,
Mil justas alabanzas,
Iran tu llanto y tu dolor borrando.
Adios, adiós, Faustina,
Vuela á ser astro en la tierra Hispana,
Ve cantora divina;
Pero si un dia inclina
La desventura tu cerviz galana
Acuerdate de la que fue tu hermana.”
La respuesta de Faustina no debió hacerse esperar ya que Polonia vuelve a contestarla con un nuevo poema en el que reconoce la generosidad de su amiga al no mostrar ningún rencor ante los crueles reproches y la amargura de su anterior poema. Bajo el título: “Contestación. A mi querida Faustina” leemos:
“¡Cuán hermosa! ¡Cuán pura!,
El alma tienes, celestial Faustina,
Y con cuanta ternura,
Con que voz argentina,
Respondes á mi canto de amargura!
Ni exhalas una queja,
Ni un eco contra mi llorar pusiste,
Y llamándome hermana,
Los brazos me tendiste,
Cuando impía y cruel era inhumana.
Escuchas mi acento,
Y dijiste llorosa y aflijida,
Es tan solo un lamento
No por su mano me contemplo herida.
En la voz nada más del sentimiento.
Y nunca me culpaste,
Y siempre generosa,
A tus amantes brazos me llamaste,
Y mi llanto enjugaste,
Sobre tu hermoso seno cariñosa.
Dudé de tu amistad; pensé que un dia,
Feliz y venturosa,
Tu memoria mi nombre olvidaría,
Al contemplarte con tu amor dichosa.
Injusta fui; mas generosa has sido
Dudé de tu amistad, y en mi confias,
Hoy mi orgullo has vencido,
Y pues que tu me guias,
Acoge ya mi corazón transido.”
De junio de 1855 es también el soneto en el que Polonia olvidando por un momento su dolor al contestar al que su amiga le ha dedicado bajo el título de: Al sol naciente; dedica también al tema:
“Muy bello es contemplar al sol naciente,
Muy hermoso mirar su vida lumbre,
Lanzando abrasador desde su cumbre
Ardientes rayos de su roja frete.
Bello es abrir el diamantino Oriente,
Sus anchas puerta porque al mundo alumbre,
Disipando la negra pesadumbre
Con su dorado carro refulgente.
Pero és mas grato en la callada noche,
Cuando la brisa susurrando espira,
Ver á la luna en su nevado coche
Su blanco rayo nuestro amor inspira.
El alma prisionera rompe el broche
Y el amor bebe no mas, y amor espira.”
En julio ya Polonia contesta nuevamente a Faustina expresando en su poema los sentimientos de su amiga por tener que abandonar el hogar paterno y su lugar de nacimiento; a través de ella conocemos el dolor de Faustina en estos momentos anteriores a su matrimonio en los que de forma inseparable se unían el dolor y la felicidad. Es el poema titulado: “A mi querida Faustina. Contestación”, reproducido más arriba.
El siguiente poema de Polonia está dedicado a Faustina en el día de su casamiento, en él siente una premonición sobre la vida futura de su amiga y sus éxitos familiares y literarios; bajo el título: “El pronóstico de un ángel. A mi querida Faustina. En el día de su casamiento” escribe así:
“Dime Faustina, ¿Qué ha sido?
Es verdad? Es ilusión?
Es realidad? Es fingido?
O ha sido de corazón
Un fantasma que ha nacido?
Era soñando, ó despierta?
Estaba durmiendo, dí?
Era esta playa desierta,
Ó te estaba viendo a ti
De mil laureles cubierta?
¿Era que yo te miraba,
O me hablaba la ilusión?
Era que yo te soñaba,
O fue corta la visión
Que ante mis ojos se hallaba?
Habla, dime amada mia,
Quita mi duda por Dios,
Calma mi frente sombría,
Y que brille un solo dia
En que gocemos las dos.
¿Conque al fin era verdad?
Conque esa ilusión que vi
Era todo realidad?
Conque auguró para ti
Tan grande felicidad?
Mira Faustina, si vieras
Cuando incada de rodillas,
En mis plegarias primeras,
Sentí alhagar mis megillas
Unas auras lisongeras….
A tu nombre al murmurar
Para empezar á rogar,
Poniendo un dedo en mi boca,
Un ángel miré bajar
Ceñido de blanca toca.
Aureo su ropaje ví
Cuando estática quedé,
Iba á rogar para ti,
Y en sus ojos comprendí
Que era el ángel de la fé.
Mudo mi labio sintiendo,
Y ambas manos estendidas.
¿Es cierto lo que estoy viendo
Dige, ó son glorias fingidas
Que he de ver desapareciendo?
Mas el ángel sin hablar,
Con dulcísima sonrisa
Me mostro un trono, un altar,
Y allí te ví coronar
Esposa, madre y poetisa.
¿Cuan bella estabas allí!
Todos en torno gozaban,
Y sus frentes respiraban
Un amor, un frenesí,
Que á ti sola dedicaban.
Y tu esposo con afán,
Tus puros ojos seguía,
Y por doquier repetia.
¡Oh! Cuan hermosos te están
Los laureles, alma mia.
Quise mirarte otra vez,
Quise lanzarme hacia ti;
Mas ¡ay! Que ya no te ví,
Huias con rapidez,
Y me dejabas a mí.
Faustina, no lo comprendo;
Si fue cierto no lo sé;
Mas sé que te estaba viendo,
Y te ví despareciendo
Con el ángel de la fé.
Y por doquier te veía
Coronada de laurel;
Que un hijo te bendecia
Y que el ángel me decía
Su porvenir és aquel.”
Los dos últimos poemas conservados de Polonía son ya muy sombríos en el primero vislumbra su fracaso y en el segundo su muerte; en el primero de ellos nuevamente dedicado a Faustina dice así:
“Como estalla, cual muge bravío
Ese viento que azota mi sien,
Cual imita la angustia, Dios mio;
Que en mi pecho se agita también.
El, bramando su rabia comprime
Cual mi inchado é infeliz corazón,
¡Oh Señor! Consolar al que gime
¡Por piedad, por piedad compasión!!!
Yo en mi mente la dicha veía,
Yo ignoraba el llanto, el dolor,
Yo tan solo placeres veía,
Yo soñaba otro mundo mejor.
Yo soñaba en la gloria, Dios mio,
Yo soñé con ventura también,
Yo ignoré mi destino sombrio
Y del mundo el horrendo vaivén.
Escuchad, escuchad, dios eterno,
Escuchadme en mi amargo dolor;
No firméis mi pesar sempiterno,
Aplacad de la suerte el rigor.
Pero no; mi destino sangriento
Me predice una horrible visión,
Eternal ha de ser mi tormento.
¡Por piedad, por piedad compasión!!!”
El segundo titulado A mi querida Faustina. En un día de dolencia; está firmado en Carcavallana el 28 de julio de 1855; Faustina habla en su nota inicial de que su amiga falleció el mismo día en que había escrito este poema; aunque en el archivo de Villamanrique de Tajo se conserva un documento con una relación de fallecidos por el cólera en la localidad; en ella aparece reflejada Polonia Ortiz; figurando como fallecida el 30 de julio a los veinte años de edad; sea el mismo día o dos días después, la realidad es que su poema demuestra que la enfermedad avanzaba en ella aumentando su sufrimiento y habiéndola sentir cada vez con mayor intensidad la proximidad de su muerte:
“Pálida, débil, de dolor transida
Por amargos dolores devorada,
Y con el alma de llorar partida
Esta carta, Faustina idolatrada
Mojada con mis lágrimas te envio,
Y con tristes suspiros, adorada.
Hoy en el lecho de dolor impio,
El destino me postra mas tirano,
Sin que nadie comprenda el llanto mio.
A ti tan solo desde el pobre llano
Do resbaló mi pié con paso incierto,
Podré contarte mi pesar insano.
¡Ay! Y si acaso cuando el labio muerto
En vano trate de cantarte, hermana,
Pón una flor en mi sepulcro yerto.
Si ese dia llegase y la campana
Con fúnebre tañido lo pregona,
No llores á la triste que te ama,
Un himno de placer al cielo entona,
Hinmo de gratitud y de alegría
Y en mi tumba coloca una corona
No te extrañe mi acento, hermana mia,
Ni estrañes que morir tan joven quiera,
Pues vi mi porvenir con faz impia.
Ni una página ofrece, ni siquiera
En sus lúgubres libros a mi vida,
Do no ves placer, vana querella.
Hoy ya siento mi frente comprimida.
Hoy acaso al sepulcro caminando
Concluye mi existencia dolorida.
Mas que contemplo sin cesar brotando.
De tus ojos el llanto se desprende
Y mis páginas vas con él borrando.
¡Oh! No, no llores, por piedad, aprende
A disfrazar tu llanto y tu amargura
Sabe que al mundo nuestro llanto ofende,
Disfraza con la risa tu tristura,
Y que ignore infelíz hasta tu muerte
Que te vence también la desventura,
Y entonces, hermana, cuando el pecho inerte
Ni un latido despida ni un acento,
Gritarán nuestras sombras en voz fuerte
Al mundo, que no vio nuestros dolores:
¿Ygnoraste, insensato su lamento?
Ambas solo supieron su tormento
No te demandaran, no, vanos clamores,
Ellas se comprendieron y se amaron,
Y en la tumba al entrar de sus mayores,
Ni una mirada para ti lanzaron.”
La prematura muerte de Polonia Ortiz hizo que sus poemas quedarán inéditos, pero su memoria no quedó en el olvido ya que su querida amiga y hermana en la literatura: Faustina Sáez de Melgar siempre intentó que sus poemas vieran la luz; ella hizo posible la publicación de, al menos, dos de sus composiciones y gracias a ello Simon Palmer pudo incluirla entre las escritoras del siglo XIX cumpliéndose así uno de los mayores deseos de Polonia. Y ahora es el archivo personal de Faustina el que nos permite recuperar su obra gracias a los documentos que la escritora conservó con todo el cariño que la profesaba; no podemos evitar alegrarnos de ello y de que la fortuna hiciera coincidir en un pequeño pueblo cercano a Madrid llamado Villamanrique de Tajo a estas dos valientes mujeres que desearon y lucharon con todas sus fuerzas por convertirse en escritoras; solo una lo consiguió, a Polonia se lo impidió su prematura muerte.
Virginia Seguí Collar